cómo separar nuestros biorresiduos domésticos

 

Separar bien nuestros residuos desde el origen, especialmente en el caso de la materia orgánica, es el primer paso para su correcta gestión. Es un paso clave que condiciona tanto recogida como su posterior tratamiento. 

Y para hacerlo correctamente, es importante evitar al máximo la cantidad de residuos impropios en el contenedor marrón para biorresiduos. Con impropios, nos referimos a aquellos residuos que no corresponden al uso previsto del contenedor.

Es decir, tanto si mezclamos plásticos, cartones, vidrios o cualquier otro residuo que no sea de origen orgánico, estamos incluyendo residuos impropios al quinto contenedor. 

Estos deberán ser clasificados y depositados en su contenedor correspondiente o, al menos, no deben superar el 5% del total de residuos depositados, (aunque lo ideal es que haya menos de un 2% de impropios).  

Cuando el nivel de impropios en la fracción orgánica de recogida separada supera este porcentaje, se producen transferencias de contaminantes, perceptibles (vidrios, plásticos, etc.) o no (metales pesados), que afectan a la calidad de estos biorresiduos, además de complicar y encarecer su tratamiento para poder reaprovecharlos. 

Qué necesitamos 

Para la recogida separada de los residuos orgánicos tendremos que hacer un nuevo hueco en nuestra zona de reciclaje y contar con los materiales adecuados para depositar y almacenar la materia orgánica en los hogares y comercios.  

  • Cubo doméstico
    A cada hogar, se hará entrega de un cubo de 10 litros de capacidad, cuya estructura aireada facilita la transpiración de los residuos. Esto permite, por un lado, una importante reducción de los líquidos resultantes de la degradación de la materia orgánica (denominados lixiviados), que suelen contener contaminantes orgánicos, minerales y metálicos por extracción de compuestos solubles de la materia. Por el otro, reduce los olores, al favorecer la evaporación de la humedad contenida en la fracción orgánica. 

  • Bolsas compostables 
    Aunque, hasta ahora, la mayoría usamos bolsas de plástico para depositar nuestros residuos, estas generan una serie de problemas en las plantas de tratamiento de residuos, haciendo que los procesos sean más complejos (sistemas de abrebolsas y extracción de éstas en el tratamiento previo, extracción de los materiales plásticos troceados y no eliminados que acaban en el compost en el tratamiento posterior, etc.). 

    Además, el plástico transfiere contaminantes (especialmente de metales pesados), reduciendo la calidad del compost y empeorando la estética del material resultante (trozos de plásticos mezclados con la enmienda).

    Así, usando bolsas compostables para los residuos orgánicos, evitamos los efectos nocivos de las bolsas de plástico y, en combinación con la utilización del cubo aireado, potenciamos la evaporación de los lixiviados, reduciendo considerablemente el peso de la materia orgánica.
    De hecho, se estima que el uso de bolsas compostables para los residuos orgánicos consigue una disminución media del 3,3% de su peso total.  

  • Seguir usando el contenedor verde para el resto
    Si seguimos mezclando nuestros biorresiduos con residuos no reciclables y los depositamos ahora en el contenedor marrón, estaremos tirando por la borda el esfuerzo de todos para reducir y reutilizar la materia orgánica.
     
    Así que ya sabes: mascarillas y pañuelos usados, juguetes inservibles, biberones, chupetes, utensilios de cocina rotos, pañales, objetos cerámicos rotos, pelo, polvo, colillas y cenizas, textil sanitario… Siguen yendo al contenedor verde (o gris, según el municipio) de la Fracción Resto, para garantizar la efectividad de la recogida separada de nuestros biorresiduos.